Pedro Rueda. Apartado.



El fotógrafo Colombiano Residente en México, Presenta su primera exposición individual, en Lado B Arte Consultores, bajo la curaduría de Cristina Ochoa, muestra una serie de fotografías de calle tomadas en Ciudad de México,en un ejercicio de salir a caminar oyendo música y disparar casi espontáneamente. En este caso la banda sonora de la exposición es el disco Music and songs for the road de Two Way Analog de Daniel Jones.



Acondicioné el siguiente método a este trabajo: salir de mi casa a caminar sin tener una ruta preestablecida ni una idea preconcebida; poner música, esconder la cámara, sacarla, y cuando algo ocurre, tomar fotos.

De esta práctica surgieron patrones de vagabundismo: entablar diálogos con los perros, buscar similitudes y crear mecanismos para la resignación.

Estas fotos representan un trayecto y una evolución. Pero no se trata de la evolución de mi trabajo ni de la mía como persona. Es más bien la evolución que me imagino de un simio que se bajó del árbol y se acercó.


Pedro Rueda.


Curaduría: Cristina Ochoa.

Banda Sonora: Music and songs for the road, Two Way Analog, Daniel Jones.

http://www.myspace.com/twowayanalog

Inauguración. Jueves 4 de Diciembre de 2008, 7 pm.

Lado B Arte Consultores. Cra 16 No 86 A-31, primer piso

Teléfono: 5300339

Bogotá, Colombia.

Art and Trash


Daniel Spoerri, Repas Hongrois, 1963

Un placer perverso en la contradicción y el absurdo prevalece en la producción de aquellos artistas que utilizan toda clase de elementos provenientes de la cultura de consumo considerados basura: comida, despojos, paquetes, ropa, etc. Cualquier objeto que caiga en sus manos (objet trouvé), puede llegar a convertirse “Arte”.

De acuerdo con Robert Rauchemberg “El sexo del arte es la narrativa” Y es precisamente una orgía narrativa, un éxtasis absurdo de excesos y sensualidad consumista, la que se manifiesta a través de la promiscuidad de objetos yuxtapuestos, descompuestos, reciclados y reutilizados. Anarquía determinante en las ya célebres instalaciones de Jason Rhoades, Tracey Emin, David Mach, Paul Dickerson, quienes, durante las últimas dos décadas, han producido una forma de arte, que pareciera ser el resultado de un coctel explosivo, mezcla de fluxus, pop, Neo realismo y punk. Políticamente incorrecto, controversial, dudoso y junkie.

David Mach, Instalación, Adding fuel to the fire,1987

Este “Trash art” ha dejado de ser un sub género o una consigna, es el legado de las “intervenciones artísticas” de Joseph Beuys, los ready mades de Marcel Duchamp, los “flux kits” de George Maciunas, las cenas y las “anecdóticas topografías culinarias de la casualidad” de Daniel Spoerri, las acumulaciones de Arman y las compresiones de Cesar Ricard, quienes, entre otros, comparten una poética del objeto cotidiano/ urbano, un espíritu de resistencia y la urgencia de reestructurar.


Tara Donovan, Instalación, Vasos plásticos, 2001

Es hasta la segunda mitad de los años ochenta, un momento donde las posturas extremas no pueden ser ya sostenidas, cuando esta miscelánea de ideales, productos y marcas, explota en forma de materia viva y activa como metalenguaje interdisciplinario. Ensamble, escultura, pintura, dibujo, objetos, video, performance, happening, instalación, todas estas manifestaciones conforman una situación, un hecho artístico dramático, algunas veces teatral. En el cual el artista puede usar una estructura y un espacio múltiple, resultado de procesos de recopilación, acumulación, asimilación y resignificación sistemática obsesiva. Cómo en las asépticas esculturas e instalaciones de Tara Donovan, en donde entre vasos y pitillos se generan patrones morfológicos, mediante la creación de un caos ordenado, orgánicas y equilibradas geografías surgen en metástasis, como nostalgia del orden desaparecido.Lo contrario ocurre en las laberínticas instalaciones de Jason Rhoades (1965-2006) que aparecen como un tragicómico embrollo existencial de imágenes objetos y sonidos, su última instalación Black Pussy, es un fantástico escenario fluorescente, una declaración contundente, llena de vestigios simbólicos consumistas, claramente sexual, decadente , sarcástica y venenosa.

Jason Rhoades, Instalación, Black Pussy, 2006-2008

En algún lugar en el fondo del corazón de la cultura, nace un arte hibrido, después del análisis de las subculturas, delas post vanguardias, más allá de eclecticismos y exotismos. En donde delirantes cacofonías del caos conviven con la poética ingobernable de Walt Whitman, las disonancias de William Borroughs y la intensidad paranoica de Radio Head ,con las fuentes visuales de George Grosz, la gráfica popular ,el comic ,el cine, Tarantino y Lynch; alta y baja cultura se encuentran en un Inmoral extravío, lugar de todas las ficciones, un poco de glamour tercermundista y decadencia de primer mundo, estética oscuramente sublime, incomoda, subversiva y Dionisiaca.
Cristina Ochoa.

¡DE PELOS! Noviembre 6 de 2008





“Si no hubiera sido pintor hubiera sido peluquero”

Declaraba desafiante Lorenzo Freydell, un par de años atrás, durante su exposición en una casa adaptada especialmente para la ocasión, como tantas casas de barrio que son transformadas en peluquerías. Allí los collages, ensambles de sombras, cortaúñas, tijeras y demás artículos de belleza, manifestaban entre humor e irreverencia, una voluntad de transformación, de búsqueda de identidad y reinvención; Una nostalgia plástica de colores eléctricos, memoria de peluquería de barrio, de corte de totumo, de revista vanidades, de peinados altos y tiesos, melancolía de punk de calle bogotana, de glamour barato con un aire vago a Laca y manicure.
Los ensambles de peines y peinillas como estructuras explosivas se destacaban seductores, contundentes e impecables. Eran de esas ideas que merecían ser exploradas nuevamente, es así como para esta exposición en Lado B Arte Consultores, Lorenzo ha decido retomar el tema de los peines y darle una segunda oportunidad al peluquero que lleva dentro.

Cristina Ochoa.

A propósito de constructivismo...






La influencia de este movimiento en el desarrollo del Arte Latinoamericano del último siglo es significativa. Más que un fenómeno de antropofagia cultural, la asimilación de los ideales puristas y progresistas del constructivismo es resultado de la resonancia de la maquinaria revolucionaria en un continente a las puertas de la modernidad.

Cómo vanguardia artística, el constructivismo es en sí mismo un hibrido entre cubismo, futurismo, socialismo, suprematismo y neoplasticismo. Es en 1913 cuando el escultor ruso Vladimir Tatlin, impresionado por el trabajo de Picasso y Braque y las enérgicas palabras de Marinetti, comienza a experimentar con ensambles de piezas metálicas y materiales industriales, abandonando cualquier referencia hacia la representación de un tema o de un objeto en busca de un nuevo lenguaje artístico, fundamento de la construcción no solo de un nuevo arte si no de una nueva sociedad.

El constructivismo es finalmente Bautizado en 1920 por Naum Gabo y Anton Pevsner, con el manifiesto realista y se constituye como una corriente optimista que acoge lo moderno, sin embargo a pesar de los intereses comunes de sus militantes artistas, el movimiento se fractura dividiéndose en realistas y prácticos, los primeros defienden la pureza de las ideas dirigiéndose hacia el suprematismo de Malevich y los prácticos, dentro de los que se cuentan Tatlin y Rodchenko, se inclinan por lo interdisciplinario, un arte al servicio de la sociedad y de la revolución, declarando la muerte de la pintura y dedicándose por completo a la arquitectura, el diseño industrial, la tipográfía, el diseño gráfico, e incluso al cine.
El Lissitzky se convierte en una figura conciliadora dentro de este agitado panorama, influenciado por el Dada (sostiene una relación cercana con Hans Arp y Kurt Schwitters, su trabajo afectaría positivamente a De Stilj y la Bauhaus) lleva al suprematismo a una variante propia con el desarrollo de sus ” Proun” un estado intermedio entre la pintura y la arquitectura que define como “proyectos para el establecimiento de un arte nuevo”.

Las ideas modernas son acogidas con particular entusiasmo en Latinoamérica en la segunda mitad del siglo XX. El caso del constructivismo es trascendental porque ha generado también una producción singular y nueva en América Latina. En este contexto se trabaja la pérdida de espe-ranza en lo constructivo, reorienta¬da hacia las concepciones utópicas que le habían dado origen, retomando los planteamientos artísticos y culturales en el afán de determinar una modernidad diferente.
La contribución de Joaquín Torres-García resulta decisiva, luego de recibir una formación artística europea cercana a las vanguardias de comienzo de siglo (colabora directamente con Mondrian, Vantongerloo y Theo Van Doesburg) se vincula al Movimiento Constructivista Internacional, para en 1935 regresar a Uruguay donde formula el “universalismo constructivo". Introduciendo así las nociones fundamentales para el desarrollo y la re-significación del constructivismo en Latinoamérica.
La introducción de estos conceptos motiva substancialmente el desarrollo de una intensa actividad artística en Argentina (1) en donde en 1945 se realiza la primera exposición de Arte Concre¬to Invención. Junto con la muestra de la obra de Max Bill, se crea el ambiente estético propicio, para la enérgica evolución del Concretismo y el Neo-concretismo en Brasil (2). Donde si bien el grupo organizado alrededor de la Semana del Arte Moderna de 1922 ya había inaugurado el debate de la modernidad en literatura, música, arquitectura y artes plásticas, hubo que esperar hasta la década de los cincuenta para que este movimiento atrajera la atención de la sociedad brasileña. El neoconcretismo se define como un redescubrimiento del mundo, considerado como la prehistoria del arte brasileño, no porque fuese el primer movimiento, sino por la búsqueda de los orígenes y los fundamentos.
En los años setenta la resonancia del espíritu constructivista se advierte en la abstracción, el cinetismo, el arte óptico y el conceptualismo latinoamericanos, con la maduración de propuestas estéticas contrarias a la figuración y la representación. Ahora la ciencia brinda posibilidades técnicas de inapreciable valor a la búsqueda de ese objetivismo y racionalismo que parecía responder a las exigencias marxistas por liberar a la estética del “sujeto como productor de significación” y a las aspiraciones del neo-constructivismo. Bajo la influencia minimalista de Sol Lewitt, el rigor conceptual de Joseph Kosuth, las corrientes cinéticas y ópticas norteamericanas e incluso las propuestas transgresoras del Fluxus(3) (que retoma la vigorosa actitud revolucionaría y transformista de vanguardia). Está implícita una utopía de la modernidad como una aspiración subliminal, la sublime idea de la pureza. Entonces, su materialización aún se creía posible. En el arte, ese ideal de depuración sólo podía encarnarse en el concepto o en la abstracción más pura.
Surge entonces en Venezuela el hasta hoy vigente, movimiento de arte óptico y cinético de Jesús Rafael Soto y Cruz Diez, herederos de los “colorritmos” de Alejandro Otero y los planteamientos constructivistas ortodoxos de Gerd Leufert. En Colombia Después de cuatro decenios de recalcitrante oposición al arte de vanguardia, en 1949, Marco Ospina muestra las primeras pinturas abstractas realizadas por un artista nacional. Este hecho sitúa al país, por primera vez en su historia, en consonancia con las corrientes internacionales del arte. Presagio del nacimiento en los sesentas de la abstracción de corte constructivista de Ramirez Villamizar, Edgar Negret, Manuel Hernandez, Carlos Rojas, Fanny Sanín, entre otros. Que casi sin proponérselo abona el terreno para las primeras propuestas conceptuales de Antonio Caro. En argentina la obra Cinética y eléctrica de Le Parc es sucesora de una rica tradición, mientras las investigaciones de Lygia Clark y Hélio Oiticica influencian en Brasil a las inserciones conceptuales de Cildo Meireles, entre otros. Así comienza una contemporaneidad estética Latinoaméricana en la que el cuerpo, la geometría y el concepto han librado sus propias batallas con una desenvoltura extraordinaria.
Cristina Ochoa.




(1) En 1941 los artistas Brito, Giróla, Maldonado y Hlito publican su primer mani¬fiesto; en 1944 se publica el primero y único número de la revista Arturo, en el que se publica no sólo un texto de Torres-García sino también el primer manifiesto Madi. En 1946 Fontana publica en Buenos Aires su Manifiesto blanco, elaborado colectivamente con sus alumnos, y el mismo año los artistas de Arte Concreto Invención publican su Manifiesto invencionista.

(2) El concretismo brasileño se articuló en dos importantes núcleos: el formado por el Grupo Ruptura (constituido en 1952, en Sâo Paulo, en el que estaban Geraldo de Barros, Lothar Charoux, Luiz Sacilotto, Kazmer Féjer, Leopoldo Haar y Anatol Wladislaw), y el Grupo Frente (surgido en Río, en 1953, con Ivan Serpa, Aluísio Carvâo, Lygia Clark, Lygia Pape, Décio Vieira y Abraham Palatnik). En las últimas líneas de la proclama del Grupo Ruptura, Waldemar Cordeiro señala que hay que conferir al arte un lugar definido en el cuadro del trabajo espiritual contemporáneo, considerándolo como un medio de conocimiento deducible de conceptos, «situado encima de la opinión, exigiendo para su juicio conocimiento previo».

(3) Era necesario no sólo cambiar las formas de la imagen o los contenidos significativos, sino también transformar los planteamientos básicos de tal manera que se pudiera escapar, por la misma índole de los productos, a esas vías de comercialización, abandonar el cuadro que puede colgarse en la pared y recurrir al montaje, al espectáculo, a la reproducción gráfica, etc.

Estructuras modulares para la transformación del mundo. Lorena Espitia, Septiembre 11 de 2008




Para mí es paradójico producir aquí y ahora un grupo de cuadros inspirados en el constructivismo ruso, sabiendo que no provengo de un país comunista, que no he militado en la JUCO, que el marxismo me es ajeno, que no me gusta particularmente la abstracción, que la metafísica se me escapa, que me disgusta el arte con A mayúscula y que me crié entre los productos menos selectos del supermercado del mundo. Tengo pues una cultura que es puramente televisiva, de paquete de papas y tiras cómicas dominicales.
Sin embargo, veo cómo esas pinturas, dibujos e incluso propagandas hechas hace más de ochenta años siguen delatando una voluntad muy fuerte de transformar el mundo, de demoler las categorías sobre las que se asienta el arte y la percepción de lo que éste debe ser, inmiscuyéndose con prácticas distintas y niveles de lectura muy sutiles que hacen que un cartel promocional de pan o vodka sean ya un conjunto de ideas ricas y llenas de matices.
Por eso he retomado esas obras, poniendo lo mejor de allá y lo peor de acá para construir un cuerpo raro en el que las figuras espaciales de Lissitzky terminan siendo cajas de cartón o comentarios a algún juego de atari 2600, y los carteles de Rodchenko publicidades capitalistas echadas a pique por el Tercer Mundo. Porque quizás, menos allá de la utopía y la ruina, debemos ser capaces de poder revolver las cosas para que salgan a flote algunas historias nuevas en las que convivan esos dos mundos que, quiérase o no, hemos metido en la misma caja.

Entrevista a Lorena Espitia

¿Buscando un mapa?


Eduardo Sarabia
A thin Line Between Love and hate, 2006


Un periodista le preguntó alguna vez a Jorge Luis Borges

Qué pensaba sobre los viajes espaciales.

Mirando ausente hacía la ventana,

Borges respondió que hasta donde él sabía todos los viajes eran en el espacio.


No existen coordenadas precisas, el mundo está en constante movimiento, siempre lo ha estado, pero ahora se mueve más rápido, es masivo y multicultural.


El espacio ha sido una constante preocupación del Arte tanto a nivel formal como conceptual, desde la misma práctica artística se han transgredido los límites establecidos, el arte contemporáneo se caracteriza por ser interdisciplinario y multi-mediático, pero no es un lugar para encontrar respuestas, no se presenta para entretener o instruir, aparece para crear situaciones e interrogantes, para cuestionar e interpelar la realidad.


En plena era de redes y globalización, mientras las fronteras se desdibujan, el Arte habla de geografías, territorios, movilización, límites y desplazamientos. Si bien es cierto que fenómenos como las migraciones, tampoco son un tema nuevo, la diferencia hoy, radica en la cantidad, la velocidad y la diversidad, de un mundo pos nacional e híper moderno en donde las relaciones se vuelven cada día más complejas.

Se importan y exportan: tecnologías, conocimiento, trabajadores, mercancías, en un constante flujo de intercambio cultural y económico. A medida que se tiene acceso a la información, se abren y se mueven espacios, infósferas y mediósferas (1) desde las cuales se construye la fantasía de un sueño nómada, ya sea el periférico en busca una vida mejor o el etnocentrista seducido por los exotismos del tercer mundo: la revista Vogue presenta el viaje como el último lujo, y muestra en sus páginas a Isabella Rosellini en un crucero exótico por oriente; Un comercial en Latinoamérica vende un curso de inglés, como la llave del éxito para el inmigrante latino en Estados Unidos, mientras un grupo de jóvenes Daneses en busca de un motivo por el cual luchar, decide emprender un viaje a las selvas latinoamericanas, atraídos por el rumor de una causa revolucionaria, un poco de narco-turismo o porno miseria, como la que ofrecen los planes turísticos que invitan al Brasil a conocer de primera mano la pobreza de las favelas en Rio de Janeiro.

La realidad está llena de matices, el mundo pareciera tener sus fronteras abiertas, la cantidad de inmigrantes crece, ya sea por razones, políticas, económicas o laborales, la gente se desplaza de un lugar a otro. Sin embargo la paranoia y la xenofobia aumentan ¿Quién quiere más ecuatorianos en España? Los nacionalismos se afianzan ante la amenaza terrorista, las tensiones entre las diferencias se hacen evidentes, sin embargo el ritmo del mundo es, ante procesos sistemáticos y homogenizadores inevitablemente plural y diverso, mientras tanto el tráfico de información escapa al control de los centros de poder.

Chris Ofili.


Dónde y Cómo, entonces sería la premisa. Los primeros rasgos de intercambio cultural son etnocéntricos, desde los exploradores, cartógrafos y científicos: como Mutis en la expedición botánica, que se encargaron de ordenar y clasificar taxonómicamente lo otro salvaje que debía ser civilizado, pasando por Gauguin, los artistas del primer mundo han sido atraídos por la exuberancia de lo desconocido. Esta postura es cuestionada con la aparición del discurso de las diferencias en la postmodernidad, seguido del postcolonial (2) que se consolida con la caída del muro de Berlín en 1989. En este mismo año se celebra la primera exposición multicultural “Magiciens de la terre” en el Centro Georges Pompidou de París, curada por Jean Huber Martin, en donde se pretende reivindicar el trabajo de los artistas de las periferias, para lo cual son invitados 50 artistas occidentales y 50 no occidentales.


21 Módulos antropométricos de Materíi fecal

Santiago Sierra, 2007


Desde entonces podrían reconocerse diversas miradas en esta era de la movilidad: La etnográfica, la diáspora, la migratoria y la del turista (3). El artista como etnógrafo es aquel que desde una perspectiva de superioridad socio-cultural, se desplaza hacia el otro desconocido, para observarlo, entablar un dialogo, e incluso desarrollar una especie de xenofilia; Un caso contemporáneo es la obra del controversial (para algunos cínico) Santiago Sierra, quien va a un lugar, aprende el idioma, escoge una población y a través del performance señala situaciones en las cuales el poder económico domina el cuerpo, por ejemplo: le paga a prostitutas en España para que se dejen tatuar una línea en la espalda, en el 2007 presenta 21 muros antropométricos de materia fecal humana recogida por una comunidad de trabajadores en la India, quienes por nacimiento deben afrontar la penosa tarea de acarrear excrementos. La diáspora es la calidad de quien tiene acceso a la cultura occidental desde contextos no occidentales, como en el caso de Chris Ofili, Nacido en Manchester (UK), quien explota su herencia afro caribeña para incorporar en su trabajo elementos propios de la cultura africana, expresa su diferencia, y a su vez satisface la necesidad de exotismo de occidente. La mirada migratoria supone dos direcciones, la influencia del recién llegado y la influencia del sitio migrado, hay un proceso de transito y una negociación entre lugar y no lugar, lo real y lo virtual, en esta situación se encuentra el trabajo de Danika Dakic, quien originaria de Sarajevo, emigra a Dusseldorf a mediados de los 90´s. Francis Alÿs es el turista por excelencia, va paseando por diversas ciudades y lugares, convirtiendo el viaje en un lenguaje artístico, fotografía oficios, realiza acciones infiltradas con la idea de la transferencia cultural.(4)


… Paso mucho tiempo caminando alrededor de la ciudad… El concepto inicial para un proyecto emerge a menudo durante una caminata. Como artista, mi posición está relacionada con la de un transeúnte que intenta constantemente situarse en un ambiente móvil. Mi trabajo es una sucesión de notas y de guías. La invención de un lenguaje va junto con la invención de una ciudad. Cada una de mis intervenciones es otro fragmento de la historia que estoy inventando, de la ciudad de la cual estoy trazando un mapa. “

(Francis Alÿs, Ciudad de México 1993)



Simultáneamente se podría hablar también de traficantes, no solo como aquellos que “exportan” su trabajo, púes la mayoría de artistas contemporáneos mueven su obra alrededor del mundo (la exponen, la comercializan, viajan con o sin ella) La particularidad del traficante sería la de quien hace un señalamiento a partir del tráfico de la obra, la acción de mover la obra, la realiza, cómo en el caso de Eduardo Sarabia, quien ha trabajado sobre el tema de la frontera México-estadounidense, refiriéndose al tráfico de drogas, humano y cultural, Sarabia hace una serie de vasijas de cerámica pintadas a mano con motivos alusivos a la cultura mexicana asociada con el narcotráfico, las embala en cajas de productos típicos de maíz, que luego exporta a varios lugares del mundo, incluyendo el Reino Unido.

Cuando los artistas se preocupan por el espacio a menudo confrontan los espacios propios del arte, las instituciones con las que finalmente mantienen una relación estrecha de amor y odio, es el caso de “La estética relacional”, término acuñado por el teórico y curador francés Nicolás Bourriaud, en donde para el artista no es la imagen lo que habría que representar o constituir, son las relaciones con el espacio e interpersonales las que tienen relevancia, hay que darle al publico la posibilidad de relacionarse y participar, es así como el artista Rirkrit Tiravanija mediante sus instalaciones-situaciones ha reordenado una galería convirtiéndola en una cocina, en donde él hace las veces de anfitrión cocinando y charlando con los visitantes.


Instalación, Rirkrit Tiravanija.


Las rutas no están definidas, el arte contemporáneo pareciera trazar y borrar cartografías que apenas esbozan los lineamientos de algunas constelaciones, en medio de un panorama infinito, múltiple y cambiante, donde la necesidad ubicarse y reconocerse predomina ante la incertidumbre. Con la libertad que le brinda la perspectiva del desarraigo, el arte se ha encargado de revelar estas sensaciones, señalando conflictos, preocupándose por los límites entre lo público y lo privado, lo real y lo ficticio, que se redefinen volátilmente en esta era de movilidad.


Cristina Ochoa


(1) En referencia a las tesis de Arjun Appadurai.

(2) El campo de los estudios Post coloniales gana protagonismo desde los años setentas, algunos señalan su nacimiento oficial desde la publicación del libro Orientalismos de Edward Said en 1978.

(3) Cómo lo señala la crítica de arte catalana Anna María Guasch en su libro La crítica Diálogada, 2007.

(4) Zócalo (Ciudad de México, colaboración 1999 con Rafael Ortega) es un documental de 12 horas que sigue la progresión de la sombra del flagpole en el Zócalo (el cuadrado principal en Ciudad de México) durante el curso de un día. El Zócalo fue rediseñado al principio de la era revolucionaria como escenario de enormes espectáculos propagandistas y se convirtió en con el tiempo en el s sociales arbitrarios se pueden percibir a veces como situaciones esculturales.